jueves, 7 de enero de 2016

Sopa Miso.

Una sopa por favor.




Porque estamos en invierno y el cuerpo nos lo pide, porque son muy nutritivas y ricas en sales minerles, porque nos hidratan, para calentarnos, para reconfortarnos, para preparar el sistema digestivo antes del segundo plato...porque nos apetece sin más.
Es una costumbre que ha estado muy arraigada en nuestra cultura. El plato de cuchara en invierno y en especial, la sopa por la noche para dormir calentitos. Es una pena, que cada vez tengamos menos tiempo para prepararnos estos ricos platos que vienen tan bien a nuestro cuerpo.

La sopa de la que hablo hoy, no pertenece a nuestra cultura, pero tiene muchas propiedades. Está preparada con un alimento medicamento que no deberíamos dejar de probar, el miso.
Esta sopa es de origen japonés y hay muchas variantes a la hora de añadir ingredientes: el miso(condimento japonés del que hablaremos más adelante), verduras varias y alga wakame son los ingredientes fijos y a partir de ahí, se le puede añadir proteina vegetal o animal, fideos, arroz, soba, etc...

Esta sopa tiene efecto depurativo de la sangre, tanto el miso como el alga wakame nos ayudan a ello. Además de remineralizante y muy digestiva, es un caldo que nos alcaliniza, es decir, cuida de nuestros tejidos y ayuda a que no perdamos calcio. Además, si el miso no está pasteurizado (que es como tiene efectos beneficiosos) y no lo cocinamos,  es un alimento de larga fermentación que aporta grandes beneficios a la flora intestinal, la verdadera protagonista del sistema inmunológico.

En la segunda guerra mundial, durante los efectos devastadores de la bomba de Nagasaki e Hiroshima, llamó mucho la atención el que muchas personas, no sufrieran los efectos  agudos de las radiaciones, entre ellas un médico junto con sus 20 empleados que se encontraban al cargo de un humilde hospital de 70 enfermos de tuberculosis, muy cerca del epicentro de las bombas. Este médico aseguró que el tomar la sopa de miso antes de la exposición, tuvo un efecto radioprotector sobre ellos. Esto se hizo muy popular en Europa y con la tragedia de Chernobyl, fueron muchos los europeos que comenzaron a tomar sopa de Miso.
Otro dato curioso es que en las oficinas japonesas, en las que se trabaja rodeado de ordenadores, es común tener dispensadores de sopa instantánea de miso.

Bien, en cuanto a la sopa, es muy sencilla de hacer y muy rápida. Así que es una forma de alcalinizarnos y calentarnos rápidamente sin necesidad de pasar mucho tiempo en la cocina. No tiene mucho que ver con nuestras sopas ya que ésta lleva una cocción muy corta. La clásica japonesa se hace con una base de caldo dashi, que se prepara con copos deshidratados de atún y el resto de ingredientes mencionados anteriormente. Pero nosotros no lo vamos a complicar. Vamos a hacer una sopa de Miso fácil y rápida:

Podemos utilizar caldo de espinas o huesos, de verduras o agua. La que hemos preparado aquí es con agua.

  • Un litro de agua mineral, manantial, pozo..., lo que nos apetezca. (Mejor sin cloro para cuidar de la flora intestinal.)
  • Lo blanco de un puerro grande, bien picadito. Reservamos lo verde, bien picadito también.
  • Hatcho Miso sin pasteurizar, es el más terapéutico y el que se aconseja en invierno por la Medicina Tradiconal China.
  • Una rama de apio con sus hojas.
  • Una zanahoria grande.
  • Una tira de alga wakame de unos 5-10cm.

Ponemos todos los ingredientes en la cazuela excepto el Miso, lo verde del puerro y las hojas del apio. Subimos el fuego hasta que hierva, bajamos al mínimo y tapamos. Dejamos hervir durante 15-20 minutos. De esta forma no se pierden casi nutrientes. Si queremos hacer una cocción más larga, se pierden nutrientes y se gana más sabor y digestibilidad. Cuando termina el tiempo de cocción, añadimos lo verde del puerro, muy picadito y las hojas de apio, también muy picadas. Al terminar, ponemos un poco del caldo en un tazón, añadimos el miso y lo deshacemos con un tenedor con una macha de mortero o a través de un colador pequeño y cuando esté bien disuelto, lo añadimos a la cazuela, mezclamos con el resto de la sopa y la tapamos. La dejamos reposar durante unos tres minutos. No debe hervir para que el fermento del miso siga vivo.

La cantidad de miso que se recomienda por persona es de una cuaharadita de postre rasa. Lo bueno que tiene es que es salado, por lo que nuestra sopa no necestia sal. Es recomendado en personas hipertensas porque el contenido de sodio del miso es muy inferior al de la sal. Una cucharada de esta pasta contiene alrededor de 700 mg de sodio y una cucharada de  sal contiene 6500 mg. Así que es un buen condimento para este problema. Si queremos ser creativos, podemos añadir alguna especia, ajito picado, zumo de jengibre, laurel...etc Esto potencia las propiedades medicinales de la sopa y aporta más calor a nuestro cuerpo.

Para aquellas personas que no tengan tiempo para realizar esta sopa pero quieran beneficiarse de sus efectos, aún hay una versión más rápida. Calentamos una taza de agua y disolvemos el miso en ella, dejamos reposar tres minutos y ya. Le podemos añadir tomillo, jengibre rallado y un poco de perejil picadito así nos aporta más calor, mejor digestión, calcio y vitamina C.








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